ASICS Metaspeed Sky Tokyo VS Salomon S-Lab Sonic 2

Pros: 
1 - Increíblemente ligera. Es un punto muy a favor (siempre y cuando la zapatilla no peque en otros aspectos) en zapatillas de este calibre.
2 - Tacto durante la compresión de las espumas y la sensación de explosividad al descomprimir. Es muy divertido correr rápido con ella. 
3 - Ajuste del upper y sobre todo, la facilidad de transpirabilidad que tiene el tejido.
4 - ¿Tiene ASICS el mejor caucho de todas las zapatillas de competición?

Contras: 
1 - Una pequeña protección en la lengüeta para reducir la presión de los cordones no habría venido mal.
2 - Sensible movimiento en la zona trasera del talón.
3 - Poco estable a ritmos más tranquilos. La Sky Paris era más segura a esos ritmos más conservadores.
4 - ¿Igual de eficiente en distancias largas?  

Ansiosos abrimos la caja, apartamos el papel y…….. que preciosidad!! Nos parecen unas de las zapatillas más bonitas del mercado, y es que si una cosa tiene Salomon, es que todos sus modelos S-Lab tienen un diseño muy cuidado, con una línea nada recargada y cuya elegancia atrapa a todo el público. 
Las sacamos de la caja y lo primero que notamos es que son ligerísimas, un peso de tan solo 241g en un 11US digna de una auténtica voladora. Ansiosos por calzarlas, recordamos que su antecesora tenía una amortiguación bastante rígida y nos surge la pregunta si en esta nueva versión habrán corregido esa rigidez. Pues bien, las calzamos y lo primero que observamos es lo bien que entran los pies en estas Salomon S-Lab Sonic 2. Antes de atarla, ya notamos lo bien que queda sujeta al pie, y eso es debido al calcetín interno que tienen: el Endofit del que hablaremos más adelante. Las ajustamos y dando los primeros pasos quedamos maravillados, ya que la amortiguación es sumamente suave, nada que ver con la versión anterior que era muy rígida y que es una de la novedades de esta nueva versión.
Notando estas primeras impresiones, no perdemos ni un segundo y salimos a la calle para ver cómo se comportan, las ansias pueden con nosotros, ¿A quién no?